« Estaba seguro de que sería uno de mis buceos favoritos »
“ He sido bendecido por tener tantos avistamientos de meros en toda mi vida. Me han dejado verlos del modo más dócil, impredecibles y en algunas ocasiones, juguetones. Ellos tienen una templanza, serenidad y una presencia, que transmiten seguridad.
Recuerdo mi primera experiencia buceando con más de ocho meros. Fui a pescar pepinos de mar a un sitio nunca antes buceado. Estaba seguro que sería uno de mis buceos favoritos en mi vida pero jamás imagine lo que encontré. Había muchos pepinos pero lo mejor fue que después de seis o siete minutos de empezar a recolectar miro a lo lejos en la turbulenta agua azul y acompañada del bosque de algas, una enorme silueta abriéndose paso entre el cardumen de chromis (Chromis punctipinnis).
Era un enorme «mero» de unos 100kg y 1.5 m de grande. Me detuve a observar unos 15 segundos y cuando me dispongo a empezar de nuevo la recolección de pepinos (Parastichopus parvimensis) me pasa otro mero justo atrás de mi y me rodea, y otro justo atrás de él. Me rodean y pareciera que juegan entre ellos. Sigo mirándolos pasar a un metro de distancia frente a mi cuando levanto la vista de frente y se acercan tres más, pero en esta ocasión vienen en forma descendente y directo a mí. Pasan tan cerca que me atrevo a tocar el costado de uno.
Yo estaba sorprendido porque nunca estuve tan cerca de ellos y siempre que tenía encuentros con ellos era muy esporádico y solo iban de paso. En esta ocasión yo sabía que era muy especial y un gran descubrimiento. Después de los últimos tres meros se acerca uno pequeño, como de 80 cm. y este, curioso, se muestra interesado en ver qué es lo que estoy haciendo, corriendo de allá para acá y recogiendo pepinos. Se mantiene todo el resto del buceo a mi lado. Al final están estos siete meros en el fondo. Yo puedo verlos girando entre ellos y dándose topes.
Comienzo a ascender, cuando llegan otros ocho meros de todas partes, pero pareciera que lloviera, por que nadan en forma descendente desde media agua hasta el fondo para juntarse con el resto que ya están en el fondo, reunidos para lo que pareciera ser una agregación de apareamiento. »
» Es muy grato para mi ayudar y contribuir con el medio ambiente, después de tantos años golpeando los mares con la pesca excesiva. Desde que tengo uso de razón, toda mi niñez he visto, he pescado y comido mero negro (Stereolepis gigas). Pero también he visto con mis propios ojos como las tallas de los gigantes del Pacífico han disminuido en gran manera y me cuesta trabajo decirlo, porque ya no he visto meros que superen los 2.5 metros.
Soy muy privilegiado porque Dios me puso en un pedazo de tierra en el mar mexicano, muy rico en sus mares. Mi papá, mis hermanos y yo hemos pescado aquí desde hace mucho tiempo, pero también hemos aprendido a amar nuestra isla, la pesca y respetamos los productos que pescamos y por supuesto los meros. ”
Escrito por:
Jhonatan Castro Reyes, «Jhonny»
Buzo monitor comunitario de Isla Natividad.
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