«A la cherna Epinephelus itajara también se le llama «Guasa». Aunque, en el golfo de México, este último nombre es conocido más bien por los pescadores veteranos. Así identificaron a los ejemplares de 150, 200 y aun más de 300 kg.

Ahora más que nunca sus historias nos importan. Platicamos en marzo con algunos de ellos sobre los ejemplares más grandes que llegaron a pescar. Sin equipos muy sofisticados, sin alejarse mucho e incluso frente a sus casas; muchas veces sin buscarlo, tan solo por fortuna.

Pero en eso sale la caña, ¡fff!, y pega la carrera él, suelta la chiquitita que tenía y agarra la grande. Le digo ¡Ora!, le digo y, ¡traaa!, y que jalo la ancla de la lancha, la jalo rapidito y arranqué la lancha y ¡le ah! vamos, ¡vamos, vamos, vaahh!, y me llevó hasta un lugar que le dicen la isla; hasta ahí porque era un canal grandísimo, hondo y ahí me llevó la cherna, y ahí llegó a pique, a pique ya la cherna. De grande que estaba así, ¡fff!, y se iba la caña, se iba la caña. […] Y nos fuimos, y nos fuimos, y nos fuimos, pasamos ahí donde está puente, pasamos, porque en eso no había puente; pasamos, pasamos, y ahí vamos, y ahí vamos, y ahí vamos, y yo decía -dios quiera que no se vaya a coger la cherna para la barra, porque como hay mucha piedra… »

Escrito por Arturo Bravo Calderón, como parte del proyecto Historia Ambiental de la Cherna en Laguna de Términos y el Caribe Mexicano de ECOSUR.

Un recuerdo de Don Oscar Rejón.